Juan Francisco Martín relata su experiencia sobre la igualdad.
Me parece muy interesante lo que dice y cómo lo cuenta.
Podría parecer que lo de la igualdad entre hombres y mujeres no va conmigo. Craso error.
Hace tiempo un amigo me preguntó algo parecido a esto:
¿Qué tal llevarías que una mujer fuera tu jefa?
Automáticamente recordé que mi jefe era una mujer. Lo más sorprendente es que ni tan siquiera me lo había planteado con anterioridad. Mi superiora era muy competente y yo estaba a gusto, no había nada más que pensar.
Cuando empecé a convivir con mi pareja nos dividimos el trabajo en casa. No hubo nada que discutir, cada uno hacía lo que más le gustaba. Yo cocinaba, ponía lavadoras y tendía ropa (mi pareja también lo hace), empezaba la limpieza general de la casa los sábados (digo esto porque yo me despierto antes y así mi pareja dormía más) y mi pareja lo remataba, mientras yo iba a algún bar a tomar un café y leer el periódico.
Mi pareja, más cuidadosa que yo, doblaba y guardaba la ropa, lavaba los platos de la comida, a veces lo hacía yo...
Resumiendo: cada uno hacía lo que apetecía con un objetivo único: que todo funcionara sin agobiarnos.
Parte de esto cambió cuando nació nuestro hijo. Yo pasé a hacer más cosas en casa y mi mujer dedicó ese tiempo extra al peque.
Hace más de dos años que el peque cumplió 4 meses y mi pareja se reincorporó al trabajo. Hicimos cuentas y resultó que juntando el período de lactancia yo tenía derecho a una semana más de permiso. Adivinad quién disfrutó de ese período para estar con el peque.
Soy maestro y, por tanto, tengo unas vacaciones bastante largas.
Durante estos períodos vacacionales mi hijo no va a la guardería; el pequeño trasto se queda conmigo y lo pasamos lo mejor que podemos, teniendo en cuenta que el calor extremeño (que este verano ha sido horrible) limita bastante nuestras actividades.
Además de la división de funciones en el hogar hemos aprendido a respetar las ideas del otro y nos enriquecemos con los puntos de vista ajenos, aunque a veces discutamos. Qué aburrido sería esto si todo fuera perfecto.
La igualdad, desde mi punto de vista, se debe aplicar todos los días, en todos los momentos. No se trata de hacer gestos para quedar bien de cara a los demás y con uno mismo.
No creo en ciertas medidas panfletarias, destinadas más a salir en la prensa que a conseguir que las desigualdades desaparezcan. Esto último se puede aplicar al machismo, a las desigualdades económicas, a la destrucción de la Naturaleza...
En general, detecto que en estos temas desde las administraciones, con el acompañamiento de sus palmeros mediáticos, hay mucho ruido y pocas nueces. Hay que dedicar más dinero, asesorarse por expertos...
Mención aparte me merecen ciertos grupos de feministas (por supuesto no todos, hay gente que hace una labor admirable) que han perdido el norte hace tiempo.
Estos grupos se manifiestan de manera furibunda contra la aparición de una mujer en un anuncio, pero obvian aspectos fundamentales para la igualdad como el trato que ciertas empresas a las mujeres. Es sabido que la política de contratación en ciertos negocios es muy diferente si eres hombre o mujer. Es más, ciertas empresas no contratan mujeres si están embarazadas o preveen que puedan quedarse encinta.
¿Dónde está esa panda de chupacámaras cuando esto ocurre? En ningún sitio.
Lo que me lleva a pensar que, ciertos grupos de ¿feministas?, son una panda de histéricas que no lucha realmente por la igualdad. Sólo les gusta salir en los medios de comunicación, en muchos casos ofendiendo a los que sí creemos y practicamos la igualdad.
Sé que esto último me puede generar críticas, pero no pretendo caer bien. Solamente intento plasmar mi visión del mundo.
Hace tiempo un amigo me preguntó algo parecido a esto:
¿Qué tal llevarías que una mujer fuera tu jefa?
Automáticamente recordé que mi jefe era una mujer. Lo más sorprendente es que ni tan siquiera me lo había planteado con anterioridad. Mi superiora era muy competente y yo estaba a gusto, no había nada más que pensar.
Cuando empecé a convivir con mi pareja nos dividimos el trabajo en casa. No hubo nada que discutir, cada uno hacía lo que más le gustaba. Yo cocinaba, ponía lavadoras y tendía ropa (mi pareja también lo hace), empezaba la limpieza general de la casa los sábados (digo esto porque yo me despierto antes y así mi pareja dormía más) y mi pareja lo remataba, mientras yo iba a algún bar a tomar un café y leer el periódico.
Mi pareja, más cuidadosa que yo, doblaba y guardaba la ropa, lavaba los platos de la comida, a veces lo hacía yo...
Resumiendo: cada uno hacía lo que apetecía con un objetivo único: que todo funcionara sin agobiarnos.
Parte de esto cambió cuando nació nuestro hijo. Yo pasé a hacer más cosas en casa y mi mujer dedicó ese tiempo extra al peque.
Hace más de dos años que el peque cumplió 4 meses y mi pareja se reincorporó al trabajo. Hicimos cuentas y resultó que juntando el período de lactancia yo tenía derecho a una semana más de permiso. Adivinad quién disfrutó de ese período para estar con el peque.
Soy maestro y, por tanto, tengo unas vacaciones bastante largas.
Durante estos períodos vacacionales mi hijo no va a la guardería; el pequeño trasto se queda conmigo y lo pasamos lo mejor que podemos, teniendo en cuenta que el calor extremeño (que este verano ha sido horrible) limita bastante nuestras actividades.
Además de la división de funciones en el hogar hemos aprendido a respetar las ideas del otro y nos enriquecemos con los puntos de vista ajenos, aunque a veces discutamos. Qué aburrido sería esto si todo fuera perfecto.
La igualdad, desde mi punto de vista, se debe aplicar todos los días, en todos los momentos. No se trata de hacer gestos para quedar bien de cara a los demás y con uno mismo.
No creo en ciertas medidas panfletarias, destinadas más a salir en la prensa que a conseguir que las desigualdades desaparezcan. Esto último se puede aplicar al machismo, a las desigualdades económicas, a la destrucción de la Naturaleza...
En general, detecto que en estos temas desde las administraciones, con el acompañamiento de sus palmeros mediáticos, hay mucho ruido y pocas nueces. Hay que dedicar más dinero, asesorarse por expertos...
Mención aparte me merecen ciertos grupos de feministas (por supuesto no todos, hay gente que hace una labor admirable) que han perdido el norte hace tiempo.
Estos grupos se manifiestan de manera furibunda contra la aparición de una mujer en un anuncio, pero obvian aspectos fundamentales para la igualdad como el trato que ciertas empresas a las mujeres. Es sabido que la política de contratación en ciertos negocios es muy diferente si eres hombre o mujer. Es más, ciertas empresas no contratan mujeres si están embarazadas o preveen que puedan quedarse encinta.
¿Dónde está esa panda de chupacámaras cuando esto ocurre? En ningún sitio.
Lo que me lleva a pensar que, ciertos grupos de ¿feministas?, son una panda de histéricas que no lucha realmente por la igualdad. Sólo les gusta salir en los medios de comunicación, en muchos casos ofendiendo a los que sí creemos y practicamos la igualdad.
Sé que esto último me puede generar críticas, pero no pretendo caer bien. Solamente intento plasmar mi visión del mundo.
Un igualitario saludo.
Paco
Tras visitar este rincón de nuestra página, quiero felicitar a las personas que la hacen posible, que con su tiempo, dedicación y esfuerzo nos ayudan a conseguir un entorno colegial más agradable e igualitario a todos los niveles. MUCHAS GRACIAS.
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